Acapara la mayoría de las conversaciones, es difícil escapar de ella. Viene aderezada de emociones. Es un desahogo. No es más que un reflejo de nosotros mismos. De nuestra incapacidad de perdonarnos, de nuestra dificultad para amar.
Pienso que quien no se ama a sí mismo, dificilmente puede amar bien a quien tiene a su lado. A veces pensamos que al perdonarnos podemos caer en la complacencia, que nos podemos relajar. Para mi perdonar es el paso previo a mejorar. Es observar el error con la suficiente distancia para poder abordarlo y cambiar.
A veces es difícil mirar. Huimos de nuestros errores. Y es imposible escapar de ellos. Porque los vemos en los demás. Entonces aparece la crítica. Nos hace sentirnos mejor porque vemos que no somos los únicos, que hay gente como nosotros, igual de buenos y malos a la vez. Para llegar a esta conclusión yo he decidido evitarla en lo posible. A veces me asalta, no la controlo. Entonces me perdono también. Y vuelvo a crear.